domingo, 4 de abril de 2010

Un amor prohibido por la Iglesia

En el libro “Confieso que he pecado”, Fernando Cejas cuenta su experiencia durante el seminario, período en el que vivió un romance secreto con su tutor y fue testigo de varias historias ocultas. El autor se confiesa brindando detalles que confirman muchos rumores de los que casi nadie se ha atrevido a hablar.
“La Iglesia y la homosexualidad”, “La Iglesia y la castidad”, “La Iglesia y las relaciones prematrimoniales” son temas que generan constantes debates en la sociedad. Cuestiones de las que se hablan, se saben muchas cosas, pero no son muchos los testimonios de los propios protagonistas que trascienden. En “Confieso que he pecado”, el argentino Fernando Cejas cuenta su experiencia durante el seminario, período en el que vivió un romance secreto con su tutor y fue testigo de varias historias ocultas.LA CONFESION- Tienes que ser fuerte y rezar mucho para no caer en la tentación. No es correcto que tengas relaciones con tu superior. Además es hombre igual que vos. Yo entiendo tus sentimientos, pero debes controlarlos- Si, lo sé padre. Pero me resulta muy difícil. Además, no estoy tan seguro de que sea pecado.- ¡Es pecado! Las relaciones entre hombres no son normales, y no te olvides que el padre hizo votos de castidad y vos tienes que ayudarlo a que los cumpla.- Bueno padre. Voy a intentar no hacerlo más y ayudar al padre.De esta manera, Fernando Cejas transcribe en su libro el momento en el que confesó su relación con “Wenceslao”, el sacerdote con el que mantuvo una relación a escondidas durante su formación como religioso.- ¿En qué momento se te ocurrió escribir esta historia?Comencé a escribir inmediatamente después de salir del convento, en un principio no iba a ser un libro. Sólo anotaba experiencias que había tenido para que no se me olvidaran algunos detalles, ya que con el correr del tiempo, uno tiende a olvidarse y/o sanar viejas heridas. Luego, fue tomando forma de libro, (aunque admito que mi forma de escribir es muy escueta), pero demoré en editarlo, lo dejé guardado hasta que sintiera la necesidad de hacerlo.- ¿Cambiaste las identidades de los personajes originales para proteger a los verdaderos protagonistas?Si, efectivamente cambié las identidades de los verdaderos protagonistas, porque la idea de este libro no es denunciar, sino dejar un buen mensaje al lector, por esto, quise proteger la integridad de los mismos.- ¿Qué reacciones tuviste de tu entorno al publicar el libro?Gracias a Dios he tenido muy buenas reacciones en mi entorno, tanto en el seno de mi familia, como en el laboral. Mi familia me acepta tal cual soy, sin prejuicios y comparten conmigo la idea de difundir un buen mensaje. Tal es así que el libro está dedicado a mis padres. Y en el ambiente laboral siempre me mostré transparente, así que no tuve reacciones negativas.- ¿Desde la Iglesia te llegó algún comentario?De la jerarquía eclesiástica no me ha llegado ningún comentario, y no creo que me llegue porque son muy negadores. Si me han llegado lindos comentarios de sacerdotes amigos que aun no se animan a salir del closet.- ¿Piensas que la Iglesia en algún momento dejará de calificar a la homosexualidad como pecado, o por una cuestión de tradición, nunca lo hará?Creo que nunca lo hará, por una cuestión de tradición ya que seria muy difícil replantear toda una teología armada desde hace siglos. Por eso hay tanta disidencia en su entorno.- En el libro también mencionas una relación oculta entre una monja y un sacerdote. ¿Por qué crees que la Iglesia no acepta la antinaturalidad del voto de castidad?Por una cuestión netamente económica, ya que un sacerdote no puede tener herederos. Si la Iglesia aceptara el casamiento, los hijos y esposas de sus curas tendrían derecho a reclamar parte de esos bienes que tan celosamente resguarda dicha Iglesia.- ¿A pesar de tu experiencia, seguís siendo creyente?Mi fe en Dios no cambió. Sigo siendo el mismo creyente de siempre, pero con algunas variantes en cuanto a la práctica. Ahora estoy más vinculado a la filosofía oriental que con lo cristiano.- ¿Piensas que Jesús en realidad acepta la homosexualidad y que es una cuestión de interpretación de quienes integran la Iglesia el tratarla como un problema?Para la Iglesia es fundamental que su doctrina y fe se propaguen. ¿Y de qué forma se propaga? Con la procreación, y los homosexuales no podemos concebir hijos, por lo tanto es una cuestión de interpretación y conveniencia.- En una parte del libro transcribís una confesión, y se puede ver cómo mediante la culpa la Iglesia intenta que "dejes de estar en pecado". ¿Crees que ese es uno de los principales problemas de la educación religiosa, ese "por mi culpa" que condiciona la vida de muchas personas?Si, el manejo psicológico y emocional causado por un sentimiento de culpa puede lograr muchas cosas. Puede forzar a una persona a realizar cosas que no haría en un ambiente sano. La culpa es el gran caballito de batalla de la Iglesia.- ¿Qué experiencia te dejó la historia de amor prohibido que describe el libro? ¿Volviste a enamorarte?La experiencia que me dejó fue que lo más importante en la vida de un ser humano es ser feliz, sin importar su creencia religiosa, ni su orientación sexual, ni su raza. La felicidad entendida de esta forma es lo que cada uno de nosotros debe buscar. Una felicidad donde no se perjudique al prójimo.Actualmente estoy enamorado, muy enamorado y eso me hace plenamente feliz.LA IGLESIA Y EL MATRIMONIO GAY“La Iglesia aún sigue oponiéndose a la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo. Deberían hacer un mea culpa y observar el comportamiento y manejo de su institución hipócrita antes de salir a criticar y juzgar como si ellos tuvieran la verdad absoluta. Siempre se han caracterizado por el manejo psicológico de los "feligreses" creándoles un sentimiento de culpabilidad ¡Es tiempo de que esto se termine! Una prueba fehaciente de ello lo dejé plasmado en mi libro, ojalá el mundo algún día sea igual para todos, y creo que no falta mucho”.
Informacion recabada por José Antonio Gómez Avila