Autora: Patricia del Río
El empresario José Álvarez Flores se fue de vacaciones al Cusco con su enamorada Rosa Elvira Donayre Campos. La pareja se hospedó en el hotel Imperio en Machu Picchu. El 15 de julio, José asesinó salvajemente a Rosa Elvira con un cuchillo. Escondió el cuerpo por tres días en la habitación. En Juliaca, el 19 de julio, Orlando Chambi Quispe (36) se pegó una tremenda borrachera. Su pareja, Yovana Noemí Umachamaco (27), trató de llevarlo a casa para que durmiera. Orlando se enfureció y la pateó hasta casi dejarla ciega. Carmen Torres Condori (39) dormía en su habitación de Pocollay, Tacna, al lado de su hijo de 10 años. La noche del 21 de julio, su ex marido, Simón Cachicatari Concori (47), irrumpió en la vivienda. La golpeó en la cabeza con una comba de 25 kilos. Carmen murió antes de despertar. La sangre bañó al niño. La tarde del 23 de julio, Rafael Curo Huayro (24) se sentó con su mujer a ver Al fondo hay sitio. La señora Curo tuvo la pésima idea de cambiar de canal. Rafael la golpeó salvajemente. Luego la obligó a tomar un frasco de 60 pastillas para ver si moría. El viernes pasado fue santo de la costurera Elizabeth Alanya Sánchez. Ella disfrutó un lindo día con sus amigos. Llegó tarde a casa y encontró a su marido, César Jaime Salirrosas, muy molesto. Él le reclamó por haberse jaraneado. Ella lo ignoró y se fue a dormir. Salirrosas puso a hervir agua. Luego la arrojó en la cara de la cumpleañera que dormía plácidamente.
Feminicidio. Ese es el nombre que reciben estos crímenes de los que tenemos noticia casi a diario. Ocurre un feminicido cuando a una mujer la matan por el solo hecho de ser mujer. Porque el marido o enamorado de turno la considera un ser inferior, digno de ser torturado y pateado hasta la muerte. Algunos, como Orlando Chambi, sueñan con el asesinato, pero no lo consuman. Solo insultan, magullan. Otros se esmeran en quitarles la vida a sus mujeres, pero algo les sale mal y las dejan moribundas. Hay, por supuesto, quienes consiguen su cometido. Los que no dudan en hundirles el cuchillo, o asestarles el combazo. Estos últimos son los que aparecen en las estadísticas. A mayo de este año ya se habían registrado 74 intentos de feminicidio en el Perú. 50 terminaron en muertes.
Como señala la excelente guía preparada por Manuela Ramos con el fin de orientarnos sobre el tratamiento de este tema, tenemos que dejar de buscarles justificaciones a los que son verdaderos crímenes de odio. Salirrosas no quemó a su mujer por celoso, Orlando no pateó a Yovana por borracho, a Carmen no le destrozaron el cráneo por despecho. Todos estos sujetos golpearon a sus mujeres porque las despreciaban, porque consideraban que merecían sufrir y morir. Tan terrible y crudo como eso.
PD: Si usted es víctima de violencia familiar o tiene algún caso que denunciar llame a la línea 100. Su silencio puede costarle la vida.