"Estamos contentísimos por lo que hemos conseguido. Creo que es muy interesante lo que sucedió. Hubo una fuerte batalla cultural en el país, que lo recorrió de punta a punta. El debate se instaló de un modo tan fuerte que durante un mes entero nadie hablaba de otra cosa, en las casas, en los trabajos, en las escuelas, en el taxi, era el tema de conversación. Eso hizo que todos tomaran partido.
En las semanas previas a la votación en el Senado, casi todas las universidades públicas del país, por decisión orgánica de sus consejos superiores, emitieron declaraciones a favor de la ley. Lo mismo hicieron las dos centrales sindicales, la federación universitaria, varios colegios profesionales, los organismos de derechos humanos, la mayoría de los diarios (inclusive Clarín!!) publicaron editoriales a favor de la ley. Hasta el diario La Nación, que es de ultra-derecha, católico y fascista, tuvo un gran debate interno, porque la empresa y sus directivos ponían editoriales en contra muy grosera y la mayoría de sus periodistas estaban a favor. En las iglesias, sucedió algo inédito: 60 sacerdotes católicos se expresaron en un documento a favor de la ley y los apoyaron las comisiones de laicos de varias diócesis. También se pronunciaron a favor la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas, que nuclea a iglesias protestantes históricas como la luterana y la metodista, en contra de ACIERA, que militó en contra y organizó marchas homofóbicas (son los pentecostales). Y siete rabinos judíos, entre ellos los dos más conocidos y representativos del país (Goldman, que lidera la mayor comunidad del país, Bet-El, progresista, y Bergman, que lidera la Fundación Judaica, conservadora, y es el más mediático de los rabinos) se pronunciaron a favor en un documento público. Hicimos spots en los que aparecieron todos los actores, actrices y músicos más conocidos y famosos. Y se pronunciaron a favor los principales líderes políticos de todos los partidos.
Pese a eso, costó muchísimo. La presión de los obispos a los senadores de las provincias del norte y de Cuyo fue brutal. Amenazaron, extorsionaron, chantajearon, hicieron todas las maldades que saben hacer.
En todas las escuelas católicas, que aquí son financiadas por el Estado, obligaban a los chicos a rezar una "oración" contra la ley cada mañana. Los llevaban en ómnibus a manifestaciones en contra, a chicos de 10 años. Les hacían juntar firmas con sus familiares y si los padres no firmaban los amenazaban con sacar a sus hijos de la escuela. Fue brutal. El cardenal Bergoglio, que es el jefe de la iglesia acá, hizo una declaración llamando a la "guerra santa" (sí, usó esas palabras!!!) contra la ley, diciendo que era "parte de un plan del Demonio para destruir el plan de Dios).
Todo eso terminó jugando a favor, porque para el ciudadano medio, esa declaración de guerra sonó desmesurada, demencial. La gente común sentía que era cosa de locos y se puso de nuestro lado.
Creo que es la mayor derrota política y cultural de la iglesia católica desde la ley de matrimonio civil en 1888. Fue un golpe durísimo para el Opus Dei, que lideró toda la oposición a la ley, y para la iglesia en general. Quedaron muy muy derrotados.
La senadora del Opus que organizó toda la oposición a la ley lloró en vivo por televisión, sentada en su banca, al final de la sesión. Esa imagen se transformó en un ícono.
Esta semana, en una Casa Rosada más rosada que nunca, la Presidenta firmó el decreto de promulgación de la ley en un acto masivo, en el mayor de los salones de la casa, con las fotos del Che Guevara, Salvador Allende y el obispo Romero de fondo. Fue un acto cargado de símbolos.
La derecha no lo puede creer. Estaban seguros de que ganaban. De hecho, podrían haber ganado la votación en el Senado (aunque ya habían perdido la batalla cultural), pero la perdieron porque se radicalizaron y tuvieron un discurso tan tan homofóbico que terminaron auyentando a sus potenciales aliados. Quedaron como nazis.
Ahora vamos por la ley de identidad de género para lxs trans.
Tuvimos el primer congreso nacional de la Federación. Gracias al debate de la ley, que nos obligó a ir a dar la pelea provincia por provincia en las audiencias que organizó el Senado, organizamos mejor cada provincia y hoy tenemos Federación en todo el país, de Jujuy a Tierra del Fuego.
El congreso fue un éxito y estuvieron presentes (un hecho inédito para la Argentina) el jefe de gabinete de ministros, Aníbal Fernández, el secretario general de la CTA (central sindical), Hugo Yasky, y diputados y senadores del oficialismo y la oposición. Todos ellos se comprometieron ante el Congreso a apoyar ahora la ley de identidad.
Sigamos adelante y espero que pronto estemos debatiendo la separación de la Iglesia del Estado."
Como para pensar sobre todo lo que se pone en juego.