PARA GAYS
El tema de ser activo o pasivo en la relación homosexual no es algo que preocupe solo a los gays, sino tambien a los heterosexuales. Pareciera que dentro de nuestra comunidad Latina ser activo tiene más prestigio. Se asocia ser activo con un rol masculino y ser pasivo a un rol femenino.
Muchos hombres que tienen prácticas sexuales con otros hombres y que tienen un rol penetrativo o activo no se consideran gays u homosexuales. Sin embargo, la definición de homosexualidad, independientemente de que les guste o no, determina que una persona es homosexual si se siente atraida emocional o sexualmente hacia otra persona de su mismo sexo. Tener fantasias homosexuales no hace a una persona heterosexual gay. Pero si estas fantasias son duraderas y regulares, entonces, definitivamente podemos decir que la persona es gay, aunque no haya consumado ninguna relación sexual. Ese es el caso de algunos sacerdotes Católicos.
Lo que es importante aclarar es que el placer anal, es decir, el placer que siente el hombre por la estimulación de la próstata no tiene nada que ver con la homosexualidad. Es decir, que hay muchos hombres heterosexuales que les gusta recibir placer anal y que no se sienten atraidos a otros hombres emocional o sexualmente. Hay muchos malos entendidos en nuestra cultura y es importante tener claros estos asuntos. Placer anal no es sinónimo de homosexualidad. Nuestra cultura machista Latina influencia las relaciones homosexuales al punto que a muchos hombres gays les da verguenza reconocer que sienten placer con el sexo anal o tienen "miedo" a lo que los demás van a pensar o a lo que ellos van a pensar de sí mismos y eligen tener solamente un rol activo. Podemos decir que de esta manera es como que no se sienten tan "culpables" o incómodos con el hecho de ser gays porque tienen prácticas penetrativas o un rol activo. Esto también lo vemos en la comunidad heterosexual. Recuerdo que cuando presenté mi primer pareja gay a mis amigos heterosexuales, una amiga se queria asegurar que yo tenia un rol "activo", es decir, que la tranquilizaba o le permitia sentirse más cómoda con la idea si yo tenía el rol de "hombre" o activo. Lo interesante es que muchas personas no saben ni siquiera que existe la posibilidad de ser versátil, es decir, la posibilidad de disfrutar de placer sexual sea en un rol activo o pasivo. Muchas veces es necesario educar a las personas sobre esta posibilidad porque está fuera de los paradigmas en los que viven.
Por otro lado, muchas personas deciden tener un rol activo puesto que en términos de contagio del VIH es menos probable contagiarse teniendo un rol activo que siendo pasivo. Aunque hay algo de cierto en esto, de todas maneras hay que protegerse consistentemente y usar preservativos aunque no nos guste. También es una buena idea la de pedir al compañero sexual que eyacule fuera de la otra persona aunque tenga el condon puesto ya que a veces pueden romperse.
Es necesario empezar a romper con todos los estereotipos culturales que heredamos y empezar a sentirnos cómodos con nuestra sexualidad que no es blanca o negra. La sexualidad humana es muy flexible y no la podemos encasillar en cajas que nos hagan sentir cómodos. Poder platicar sobre estos temas con tu pareja o compañero casual puede permitirte abrir nuevas posibilidades en tu vida sexual. Muchas personas se molestan cuando les preguntan si son activos o pasivos y prefieren que sea una sorpresa en la cama. De una forma u otra el diálogo siempre es positivo y permite desarrollar un nivel de confianza mucho mayor.
Por Damian Goldvarg
PARA LESBIANAS
Esther Vargas. "Derrumbando lesbianas"
MITO. Dentro de la pareja lesbiana, una es el hombre y otra la mujer.
Los roles: activa y pasiva. Activa es la que penetra con uno o más dedos a su chica o con algún juguete sexual de forma fálica. Pasiva es la que se deja penetrar. Es fácil señalar –en función de la apariencia física y hasta de la cantidad de maquillaje– que una hace el papel del hombre y, la otra, el de la mujer. Sin embargo, en una relación de dos mujeres existe una tercera opción, la más frecuente además, y la que más se goza.
Me refiero a ese término bobo, pero necesario de mencionar, llamado MODERNA: la que penetra y se deja penetrar, o toca y se deja tocar, la que arremete con fuerza a su amante, al tiempo de dejarse tomar en sus brazos.
No es habitual que, dentro de la pareja, una le diga a la otra “yo soy el macho y tú, la hembra”. La relación fluye muy al margen de los roles, etiquetas o patrones. El deseo no tiene reglas, y la entrega no pone reparos en lo que supuestamente parecen ante la sociedad, que las clasifica en masculinas (machonas) o femeninas (ladys).
La investigadora Alicia Gallotti, autora del Kama Sutra lésbico, afirma que “uno de los rasgos singulares y acaso más positivos en las relaciones lésbicas es que los roles son intercambiables y, generalmente, mucho menos definidos que entre los heterosexuales”.
Pero, ¿quién lleva los pantalones? Como en cualquier relación, al margen de la orientación sexual, habrá alguna que se imponga más, que tome más decisiones o que lleve las riendas. Y, al igual que en cualquier pareja, una de las dos tendrá más iniciativa en la cama, más punche y más creatividad. Eso no pasa por ser el macho.
Acotación de Gallotti: “Hay lesbianas que no admiten ser penetradas”.
Las que decididamente tienen una apariencia masculina-activa suelen buscar amantes o una pareja femenina-pasiva. Pero no son todas, no hay que generalizar.