jueves, 6 de diciembre de 2012


martes, 13 de noviembre de 2012

En Bélgica la homofobia es aún una realidad cotidiana a pesar que matrimonio igualitario se aprobó hace 10 años.


 13 de noviembre de 2012
Tomado de TETU.com Traducción:Jorge Chavez Reyes
Un informe realizado por una televisión belga muestra el abuso verbal y las amenazas sufridas por un par de chicos que caminaban tomados de la mano por algunas calles de las mas importantes ciudades de Bélgica. Una muestra clara de que no bastan las leyes para lograr el cambio cultural hacia el respeto de la diversidad y que este cambio es mucho más dificil cuando un país es multicultural.

En los últimos días, un informe de la televisión pública flamenca VRT ha dado mucho que hablar a la comunidad LGBT en Bélgica. El periodista Sven Pichal  dedidió caminar tomado de la mano con un amigo por las calles de Amberes y Bruselas mientras eran filma con una cámara oculta. 

La idea del reportaje está inspirada en "Mujeres de la calle", un documental de la joven realizadora flamenca Sofie Peteers  en la que ella, exasperada por los comentarios sexistas que oía constantemente en su paso por el barrio donde vivía, se había dejado de filmar la misma manera. El documental de Peteers mostró el acoso sexual de que las mujeres eran las víctimas, pero también fue criticado porque estigmatizaba  a las poblaciones inmigrantes. Tras hacerse público el documental, el ministro del Interior, Joëlle Milquet anunció la presentación de un proyecto de ley para proteger mejor a las mujeres víctimas de estas agresiones.

El reportaje de Sven Pichal buscaba demostrar que, en un país donde la comunidad gay se ha beneficiado de todas las medidas legislativas para conseguir la igualdad, la intolerancia o la violencia contra personas LGBT continúa  presente. 

En el informe, se observa en primer lugar, las reacciones de los transeúntes. Las miradas son de disgusto y desaprobación. La pareja se da cuenta de ello pero, al principio, nadie les dice  nada. Entonces, de repente, empiezan los insultos homofóbicos. Primero risitas burlonas, luego, comentarios ofensivos en voz alta:"¡Oh, Dios mío, veo maricones!", "¿Quien se folla primero al otro?"). Y finalmente gritos : "Maricones, maricas, que Allah os maldice". 

La pareja sigue adelante. "Hay hoteles para eso, qdeja de agarrarle la mano que es un vicio!",continúan los gritos. Unapersona se atreve a decir  que cada uno debe hacer lo que quiere. Se encuentran entonces frente a un grupo de jóvenes adolescentes que se dirigen a ellos llamandoles "jeannette" (maricón en holandés). La pareja se defiende: "¿Por qué nos llamaste maricones? - Es eso lo que tu eres? - Nosotros somos gays". Alguien del grupo le pregunta: "¿Te duele? Tienes que poner aceite en el culo." Luego viene la amenza: "Dame un euro! Dame el dinero o te rompo la cara." La pareja gay de aleja, pero los jóvrenes los siguen y vuelven a la carga en un parque, "Dame el dinero, no lo voy a decir 7 veces. A la 3 ª vez, tevoy a romper la cara ". Presintiendo el peligro, la pareja trata de alejarse  mientras son perseguidos por el grupo de jóvenes. La historia termina de esta manera, dejandonos con la ansiedad.
El documental (en holandés) puede verse aquí

Clichés simplistas

Desde su lanzamiento, el reportaje causó controversia. Pichal Sven y su amigo en realidad no caminaban por cualquier lugar. El reportaje se hizo en los barrios de Bruselas donde se concentra la mayor densidad de población inmigrante. Algunos observadores temen que el reportaje contribuya a reforzar el estigma sobre  estas comunidades y denuncian que  el reportaje se basa en una  provocación y en clichés simplistas. Para otros, el reportaje demuestraque - a pesar de todos los avances y de tener matrimonio igualitario hace 10 años- en Bélgica las parejas homosexuales puedan mostrar su afecto en público sólo en algunas áreas, pero arriesgan la vida si lo hacen en otros.

El año pasado, la ciudad de Bruselas decidió seguir castigando  el uso de insultos homofóbicos sólo con multas administrativas. Legalmente, los LGBT no pueden hacer nada más. La solución está probablemente en la educación y la formación de los jóvenes. Desde septiembre, las escuelas tienen la obligación de tomar iniciativas en materia de educación en la vida social, emocional y sexual. Pero nada obliga a los maestros a discutir la homosexualidad con sus alumnos ...